El equipo de expertos que realizó necropsias a los tres calamares gigantes muertos encontrados en los últimos días a lo largo del litoral asturiano encontró que las explosiones submarinas podrían ser la causa más probable de su muerte. Un barco oceanográfico llamado «Hespérides» estaba haciendo algunos trabajos científicos en las cercanías, y se cree que es el principal sospechoso.
Ángel Guerra, uno de los biólogos que trabajan en las necropsias, afirmó que estas primeras investigaciones «refuerzan la hipótesis de que las muertes podrían haber sido debidas a ondas de choque tras una explosión submarina que las dejó desorientadas y las hizo nadar hasta la superficie, haciéndolas susceptibles a un repentino cambio de temperatura que provocó la asfixia de los calamares».
Los biólogos observaron que los calamares en general parecían sanos y no estaban enfermos, pero que órganos sensibles como los ojos, el oído, el estómago y la glándula digestiva «fueron literalmente hechos pedazos», según Luis Laria, presidente del Coordinador para el Estudio y Protección de las Especies Marinas (CEPESMA), quien acusó directamente a los «Hespérides» de las muertes.
El Sr. Laria insistió en que, en el futuro, antes de iniciar cualquier investigación científica, deben realizarse estudios preliminares sobre los posibles daños al medio ambiente.