En la provincia de Cáceres ha surgido repentinamente un enterramiento PREHISTÓRICO que nadie recordaba, después de que la sequía provocara la sequía de un río.

Con sede en el embalse de Valdecañas, en el pueblo de Peraleda de la Mata, en el extremo oeste de Extremadura, la estructura de tipo Stonehenge fue descubierta por primera vez en 1925 por el sacerdote y arqueólogo alemán Hugo Obermaier.

Ahora, 94 años después, han reaparecido, pero podrían volver a cubrirse con la primera de las lluvias de otoño.

El embalse de Valdecañas se construyó en 1963 y las piedras quedaron completamente sumergidas, lo que significa que los únicos adultos que las recordarían estarían a mediados de los 70 años, por lo que la mayoría de la población nunca las habría visto y, muy probablemente, no se habría dado cuenta de su existencia hasta este verano.

Data de entre 2.000 y 3.000 a.C., la estructura fue descrita originalmente como un «dolmen» – una serie de megalitos verticales, o tumbas, con piedras horizontales colocadas a lo largo de la parte superior como una mesa, típicamente encontradas en el Reino Unido y el norte de Francia, la mayoría de las cuales fueron construidas en la era neolítica entre 4.000 y 3.000 años atrás.

Dolmen’ es una antigua palabra bretona que significa’gran mesa de piedra’.

Y aunque el de la provincia de Cáceres ha sobrevivido 56 años bajo el agua, el presidente de la asociación Raíces de Peraleda, Ángel Castaño, teme que una vez que el embalse se llene de nuevo, el dolmen no sólo desaparezca por segunda vez, sino que sea vulnerable a la erosión continua.

«Ahora que está completamente destapado y seco, necesita ser removido para preservarlo», dice Castaño.

«En muy poco tiempo, el agua volverá a subir y se deteriorará aún más.»

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